
¿Un solo gato?
A veces, un alma basta.
Hay gatos que buscan la gran aventura:
con otros gatos, con perros, con niños,
con juguetes que ruedan por el suelo a las tres de la mañana como si no hubiera mañana.
Y hay gatos…
que solo te buscan a ti.
A ti, y a nadie más.
No todos necesitan un compañero felino.
Algunos solo necesitan una taza de té, una manta y tu regazo.
Aquí no trabajamos con reglas rígidas.
Trabajamos con historias.
Y cada historia empieza con algo muy simple: escuchar.
¿Qué hacemos, por ejemplo, cuando nos llama una señora mayor
que ya no camina muy bien, pero cuyo corazón sigue abierto?
¿Le recomendamos que adopte dos gatos grandes, activos y exigentes?
¿O buscamos para ella ese compañero tranquilo,
que se acomoda a su lado en el sofá,
y le pone una patita sobre la mano mientras ve las noticias?
Sí, también entregamos gatitos en adopción individual —
cuando el corazón, el tiempo y las circunstancias son los adecuados.
Porque conocemos a nuestros gatos.
Sabemos quién ama la compañía…
y quién prefiere la paz.
Hay gatos que adoran el movimiento.
Y hay otros que, después de años en grupos, dicen:
“Gracias, pero ahora quiero mi propio sillón.”
Gatas que han sido madres, que han compartido todo…
y que ahora solo quieren compartir la calma.
Cuando un gatito llega a tu casa,
no lo hace por casualidad.
Llega porque creemos que ese gato y tú… encajan.
Con tu forma de vivir,
con tu ritmo,
con tu familia —
o con tu silencio.
Por supuesto:
en familias con niños, con risas, con carreras por el pasillo —
recomendamos dos.
Siempre es bonito que uno le limpie las orejitas al otro por la mañana.
Pero a veces…
a veces basta un pequeño león.
Como aquel gatito llamado Leo,
que llegó a la vida de una mujer viuda.
Hoy ella escribe:
“Vuelvo a dormir. Alguien ronronea a mi lado. Alguien me quiere.”
Y se nota.
En las fotos.
En los vídeos.
En los ojos de ambos.
Adoptar un solo gato no es una excepción.
Es una posibilidad.
Y cuando se hace con corazón, con sentido y con respeto…
puede ser la mayor felicidad de todas.
Porque al final,
¿no se trata de eso?
De encontrar ese amor pequeño y peludo…
que te mira como si tú fueras su universo.
